BEETHOVEN
EXPLICADO PARA SORDOS
Por más que
quieras, sí, por más que busques,
por más que
desentrañes la semilla,
por más que
auscultes el tictac del suelo,
por más que
espíes su porqué a la perla,
por más que
le preguntes a la muerte,
por más
soles que apagues, por más lunas
que
enciendas, por más fuegos que alimentes,
no podrás,
Beethoven,
no podrás:
el mundo
seguirá hablándote entre dientes.
MÚSICA
Un cielo en
no bemol templa las cuerdas
con las que
ayuda a ahorcarse a los suicidas.
Yo mismo he
navegado a bordo de algún sueño
un viejo mar
de estrellas de las que cuelgan almas.
Esas
consignas que susurra el viento
subido en
los pretiles del vacío,
esas sirenas
que en el fondo cantan
son el
oscuro arranque
de una
sonata para hombre solo,
son un mi
disonante con el barro.
Tal vez
consonará con las estrellas.
ARENGA
Hoy vamos a
morir, atardeceres
de fuego,
batallón de estrellas de oro,
metáforas
del sol y de la luna,
amapolas y
nieve que servisteis
lealmente a
las mejillas de mi amada.
Hoy vamos a
morir, mirad su ejército.
Mas no
desfallezcáis en vuestro ánimo.
Blandid la
piel contra su yelmo y lanzas
y aprendan
qué postura ha de adoptarse
para morir y
que florezca un verso.
El cárdeno
crepúsculo que violan
sus picas se
pondrán de nuestra parte,
se batirá
sin tregua hasta que caiga
desangrado
en los brazos de la luna.
Y cuando el
enemigo apile en túmulos
tanto abril,
tanta luz, tanta derrota,
irá una
estrella en cabestrillo y ciega
a enmarcar
esta frase entre los astros:
«Contadle a
la belleza que morimos
amándola
hasta el último latido».