Poema dedicado al día mundial de las cardiopatias
congénitas.
Me duele el corazón.
Pobre corazón fatigado y tierno.
Te apoyas en mí, como si fuera
el último arrimo que aún conservas.
Esta arritmia que me crucifica todos los días.
Los pequeños soplos entre horas,
el insomnio típico de este mal.
La presión que ejerce una vida sin opciones.
Permíteme que recoja entre los dedos
las horas y la vida.
Pobre corazón. Corazón mío.
Eres mi corazón que late con ansiedad.
Y sólo sé mirarte.
Ahora noto como es tu corazón el que golpea
mi pecho.
Sin poder acariciarlo.
¿Será la muerte quien me libere de éstos problemas?
Y todo resulta incierto…fugaz.