VIVÍA ILUSIONADO

Yo vivía ilusionado creyendo en la Navidad,

y que me desvelaba curioso la noche de Nochebuena.

Y tuve oportunidad de ver su rostro de amor.

Pero como fui creciendo de ilusión en ilusión,

un día sin presentirlo supe la infausta verdad:

"el Niño Jesús no existe, es la pura realidad"

pero lo sigo teniendo guardado en mi corazón.

Son cosas que se descubren en el momento crucial,

cuando el padre sigiloso entra con mucho cariño.

Entra en el comedor a dejar los regalos con ilusión,

entonces te das cuenta que la Navidad es una farsa.

Pero aún, si sigo celebrando la Navidad,

con la ilusión por mis hijos y nietos.

Callare esta mentira y se queda en mi memoria,

como huella del vivir de generación a generación.